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El Cantar De Los Vampiros 76: A Gothic Romance in the 19th Century



Numerosos objetos y sustancias, que varían de región en región, son mencionados en las leyendas sobre vampiros por su efecto apotropaico, es decir, por tener la propiedad de alejarlos o destruirlos. En Europa se cree que una rama de rosa silvestre o de espino pueden dañar al vampiro, así como el ajo o el azufre y objetos sagrados como un crucifijo, un rosario o el agua bendita.




El Cantar De Los Vampiros 76




Aunque no se los considera como un objeto de protección, el que los vampiros no se reflejen en los espejos ha hecho que fueran utilizados para mantenerlos alejados: eso se conseguía situándolos en una puerta, mirando hacia afuera.


En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utukku, seres culpables de las enfermedades y las pestes, que pueden considerarse como antecesores de los vampiros.


En la antigua China se creía en la existencia de los Jiang Shi o vampiros zombis, con extremidades rígidas de manera que solo pueden avanzar dando pequeños saltos y con los brazos extendidos. Son completamente ciegos, pero presienten a las personas por su respiración y si muerden a una persona, la convierten también en otro muerto viviente.


En la India los vetala (demonios vampiros) ocupan un lugar importante en las narraciones y, como parte de la corte de Siva, rondan los lugares de cremación. Igualmente en las mitologías budista, hinduista y mitología jainista, un preta es un espíritu atormentado, el alma de un fallecido condenado a sufrir una eterna hambre de sustancias repugnantes o de sangre lo cual lo torna peligroso para los vivos.


En la Edad Media los vampiros empiezan a ser parte de mitos y leyendas relacionados con personajes reales (Ver:Personajes históricos relacionados con el vampirismo) o con sucesos e identidades míticas con algún trasfondo real.


La peste, enfermedad infecciosa producida por la Yersinia pestis y transmitida por las pulgas de las ratas y otros roedores, es la más factible para explicar en forma simple pero verosímil las epidemias de vampiros en la edad media. Precisamente este fenómeno también es descrito como trasfondo de la historia principal de un vampiro en obras cinematográficas como el Nosferatu de Murnau o de Herzog.


Durante el siglo XIV, especialmente en Prusia oriental, Silesia y Bohemia, para evitar el contagio las víctimas de la enfermedad eran enterradas prematuramente sin constatar la muerte clínica. Muchos de estas víctimas de enterramiento vivo sufrieron por ello una larga y atroz agonía, infligiéndose heridas en su intento de escapar de sus tumbas. No es de extrañar, por tanto, que en la exhumación se encontraran al cadáver conservado y con manchas de sangre, lo que a falta de una mejor explicación estimularía la imaginación supersticiosa de la gente atribuyéndoles una condición de vampiros.


Si bien en el siglo XVIII Goethe en su obra La novia de Corinto (Die Braut von Korinth) (1797) le da la protagonista el carácter de una vampiresa, los relatos literarios sobre vampiros proliferan prácticamente a partir del siglo XIX en medio de la corriente literaria del momento, es decir el romanticismo. En 1816, el poeta inglés Lord Byron pasaba unos días en las orillas del Lago Leman (Suiza) junto a un amigo, el médico John William Polidori. Mientras se hallaban en medio de una fiesta con el reconocido poeta Percy Shelley y su última mujer, Mary, se desató una tormenta alpina, que los obligó a permanecer en el interior de la casa, contando historias de miedo para entretenerse, hasta que en un determinado momento algunos de los presentes se retaron a escribir la mejor historia de terror y misterio de todos los tiempos. Como resultado Mary Shelley empezó a escribir su famosa novela Frankenstein, un mito mefistofélico de nuestro tiempo; Byron escribe el poema épico The Giaour, en el cual ya está presente la combinación del horror y de la lujuria que el vampiro siente y el concepto de los no-muertos que pueden pasar su maldición a los vivos, pero no llegó a completar la obra. Su amigo Polidori lo incluye en su obra titulada El Vampiro, un Cuento, novela publicada en 1819 cuyo protagonista, el señor Ruthven, está inspirado en el propio Byron. Una secuela no autorizada de esta novela es llamada Lord Ruthwen ou les Vampires (1820) del autor francés Cyprien Bérard, seudónimo de Charles Nodier, que la adaptó en el primer melodrama de vampiros teatral.


En 1872, se publica Carmilla, novela corta escrita por Joseph Sheridan Le Fanu que muestra muchas características del terror gótico, e incluye una leve influencia de contenido erótico particular propio de los vampiros.


La novela gótica más famosa sobre vampiros sin duda es Drácula, del escritor irlandés Bram Stoker, publicada en 1897, cuyo protagonista personifica la fascinación de lo prohibido y es una figura simbólica clásica de la sexualidad reprimida, característica de la sociedad victoriana en la que el autor vivió. Inspirándose en la medieval Saga de Grettir, el escritor estadounidense del naturalismo Frank Norris escribió Grettir en la granja de Thorhall / Grettir at Thorhall-Stead (1903).


En 1954 el escritor Richard Matheson publica la novela de ciencia ficción Soy leyenda que narra un futuro mundo postapocalíptico regido por vampiros, y el protagonista es el último humano. Matheson desarrolla la quizás sea la primera explicación racional del vampirismo, descubriendo en la trama que es provocado por una bacteria. La novela cuenta con varias adaptaciones fílmicas.


En 1975, Stephen King, que posteriormente se convertiría en un maestro de literatura de horror, publica una novela de vampiros llamada "Salem's Lot", que narra el regreso de un escritor famoso a su pueblo natal justo en el momento en que este se ve conmocionado por sucesos extraordinarios y aterradores que posteriormente se revelan como ocasionados por la llegada de un vampiro. La novela fue llevada a la televisión como miniserie en 1979 y se hizo un versión de la misma en 2004.


La más importante revisión literaria del mito del vampiro después de Drácula, se produjo a finales del siglo XX (1976), cuando la escritora norteamericana Anne Rice publicó las Crónicas Vampíricas, una trilogía compuesta por las novelas Entrevista con el Vampiro, Lestat el Vampiro y la Reina de los Condenados, que después, dado su enorme éxito comercial y cinematográfico, ha continuado con secuelas como Memnoch el Demonio y Armand el Vampiro. Los vampiros concebidos por Rice son personajes adaptados al gusto de las sociedades contemporáneas, aptos para todos los públicos, carentes de la maligna crueldad sin remordimientos de sus antecesores literarios y de los personajes reales que los inspiraron; mostrándose como unos entes elitistas, posmodernos y confusos, solo un poco pervertidos, con sentimientos de culpabilidad y humanizados, sumergidos en el pensamiento filosófico de la Nueva Era sin representar la maldad y bestialidad en estado puro que caracterizan al vampiro mítico tradicional o folclórico.


A partir de 1986, el escritor británico Brian Lumley, aportó al género literario de vampiros su serie Necroscopio (las Crónicas Necrománticas) que narra los enfrentamientos de su protagonista contra diversos seres de naturaleza vampírica a los que, desmarcándose completamente de las convenciones y tradiciones del mito, presenta como parásitos que se sirven de los humanos y animales para sobrevivir, mejorando biológicamente a sus hospedadores otorgándole poderes sobrehumanos, mientras sustituyen progresivamente su personalidad.


En 2005 aparece la saga de gran éxito sobre vampiros modernos, compuesta por las novelas Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer, escritas por Stephenie Meyer, sobre el romance entre Edward Cullen, un vampiro de 100 años con apariencia de tener 17 y Bella Swan, una adolescente normal.


En 2008 se empieza a publicar otra saga sobre vampiros y adolescentes, escrita por Claudia Gray y compuesta por: Medianoche (2008), Adicción (2009), Despedida (2010) y Renacer (2011) protagonizada por Bianca, hija de vampiros, que se enamora de Lucas, un joven caza-vampiros.


Apenas ha sido representada la figura del vampiro en la escultura. Prácticamente las únicas obras sobre tema vampírico son las que representan a seres mitológicos que, sin ser vampiros, están relacionados con ellos o incluso pueden considerarse origen del mito, como las lamias o ciertas representaciones de Lilith.


Se han filmado una infinidad de películas y series de terror en cine y televisión sobre vampiros. Y el mito ha inspirado esporádicamente también a muchos comediantes, tales como Los Tres Chiflados, Bud Abbot y Lou Costello, quienes incorporaron el personaje del vampiro en sus comedias.


En 1967, con un toque de comedia negra y con la introducción del primer vampiro gay en el cine, el director polaco Roman Polański agregó con éxito a la filmografía sobre el mito la película El baile de los vampiros.


Tom Holland dirigió en 1985 Fright Night (La hora del espanto en México y Argentina, y Noche de miedo en España). Se trata de un filme con más humor que terror en el que Roddy McDowall interpreta a un actor devenido en improvisado cazador de vampiros. La película tuvo una secuela (Fright Night II) en 1988 y una versión en 2011 protagonizada por Colin Farrell.


En 1996 se filmó Del crepúsculo al amanecer, que narra un enfrentamiento entre humanos y vampiros en un bar de México, con dirección de Robert Rodriguez, guion de Quentin Tarantino e interpretada por George Clooney, Salma Hayek, Harvey Keitel y el mismo Tarantino.


El cineasta John Carpenter también hizo un aporte al género con su película de western-horror Vampiros en 1998, año en el cual aparece también Blade saga fílmica de acción, protagonizada por un dhampiro o cazador de vampiros contemporáneo, basada en cómic del mismo título. 2ff7e9595c


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